La Habitación
Entre a tu casa. Mi última morada. Vine con todos mis recuerdos en unas pocas maletas. Toda una vida en un ticket de avión.
Mis libros de poemas. Mis cuadernos de notas. Mis bosquejos. Mis amores. Mis vicios y mis problemas. Pero tenía Un hogar. Aunque fuera temporalmente.
MI habitación fue mi refugio. Cerraba la puerta y por momentos olvidaba que era una visitante. Solo eso. Y que tu hospitalidad me había abierto otra puerta. Quien sabe. Si a una nueva vida.
Escribía y hablaba. Buscaba y escuchaba. La sabiduría que solo da los años y los golpes me hacían comprender lo temporal de mi destino. Pero tenía ganas de vivir. Y lo intentaba.
Respirar era terrible. Cada bocanada de oxígeno me costaban horas de vida. Mis mejores amigos eran mis propios pensamientos, y mi balón de oxígeno.
Trate con todas mis fuerzas de estar presente. Compre muebles y casas. Y traté de buscar Más allá de lo que mi reloj biológico me estaba mostrando. Engañarme sobre mi futuro, me dio fuerzas para estar más tiempo en esta vida.
Sabía que cada cosa, cada segundo. Cada fantasía e intentando vivir solo me acercaba más a mi destino. Pero luché por la vida. Porque comprendía, ante todo. Que era un regalo de Dios.
Miraba las paredes de la habitación y me preguntaba. Que historias había detrás de ellas. Que pasaba en las mentes de los que estaban afuera. Viviendo. Mientras yo me refugiaba intentando seguir sus pasos. Y tratando de que mis seres queridos no sufrieran con mi lucha.
Mis últimos momentos fueron de luz. De paz. Y de amor. Tenía miedo. Pero me fui en paz. La habitación que me ofreciste fue mi transporte a mi Padre. Y las personas que más me amaron me despidieron con amor.
Me fui en paz. Y lo único que quiero que recuerden que es que yo hice lo mejor que pude. Me fui agradecida con mi Padre Y con las personas que me acompañaron en mis últimos suspiros.
Esta habitación. Al menos por un tiempo. Fue mi puerta al paraíso.
Dedicado a Dolores.
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